Por favor, que se sepa‏

Una vez más las fuerzas de inteligencia se prestan para el sucio trabajo de limpieza de imagen de los torturadores.

Un día antes de que en el Senado se vote la ley que indulta a los criminales de la dictadura se quiere producir un empate moral con los asaltantes del banco Security en que murió el cabo Moyano.

Lo que no se ha dicho es el trabajo sucio de desinformación generado por la prensa de este país, que sindicó al hermano de Freddy Fuentevilla, Cristián, estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad Arcis, como participante en el asalto. Pero, ninguno de esos adalides de la verdad, que son los periodistas de este país, corroboró que el día del asalto, a la misma hora, Cristián Fuentevilla se encontraba en clases en la sede Baquedano de Arcis Valparaíso. Sin embargo esto no le importó a esa lacaya de mediocres que tan fácilmente se pliegan a la miseria de la conservación de sus tristes puestos de trabajo. Nada dijeron sobre el modo en que se allanó la casa de los padres de los hermanos Fuentevilla, ancianos que fueron despertados por las fuerzas represivas a patadas, con las que echaron abajo la puerta de su hogar. Su padre, enfermo de Alzheimer era un peligro mayúsculo para esta mierda de país actual.

Nada dijeron de la difamación de una persona que intenta desarrollar su vida en una forma digna y respetable.

Esa caterva de ganapanes que integran nuestros medios de comunicación obedecieron a sus patrones, los Claro, los Piñera, los Vidales, que les han enseñado a actuar del mismo modo desde la dictadura: se hicieron eco de la vieja enseña Goebbeliana que indica que la mejor mentira es la que se repite hasta hacerla parecer verdad. Y lo hicieron con la miseria de su pobreza de imaginación. No le bastó al católico canal 13 con la mentira después del 11-M en que mostraron la foto de Cristián Fuentevilla asociado a ETA, cuando después supimos que ese atentado había sido encubierto por el ídolo de la UDI, Aznar.

No nos dejemos engañar, sabemos que detrás de esto se encuentran los aparatos de inteligencia del Estado, con ese ente despreciable que es su jefe directo, Felipe Harboe (cómo olvidar en estas circunstancias su montaje con los machetes).

Basta de mentiras, lo que quieren esta tropa de miserables es, una vez más, proteger a los criminales de ayer, porque cuando las cosas van mal, siempre es mejor buscar un chivo expiatorio, como se lo enseñó, una vez más, su maestro, Goebbels.

Mario Sobarzo M.

Profesor de Ciencias Políticas Arcis, Valparaíso.

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